sábado, 14 de noviembre de 2009

Opinión: Vivimos un Estado de Excepción Permanente

Nuevo Proyecto de Prórroga de la Ley de Emergencia Económica

*Por Roberto Simiand

A finales de los períodos legislativos el Congreso de la Nación vuelve a tratar los mismos problemas que el año anterior. Repetir la discusión para prorrogar la Ley de Emergencia Económica es también una manera de entender como se piensa en la Argentina para el futuro desde los despachos oficiales. La perspectiva de quienes estamos fuera del Ejecutivo Nacional nos lleva al lugar común -aunque muy gráfico- de decir que esta película ya la vimos.
Que en nuestro país no hay nada más permanente que una ley transitoria, es la consigna nunca desmentida, un permanente “déjà vu” colectivo pero también el síntoma de una forma de hacer política. Así lo muestra, por ejemplo, la ley de impuesto a los réditos, hoy ley de impuesto a las ganancias, que tuvo esas características y fue sancionada en 1933. También podemos mencionar la ley de coparticipación federal del año 1988, que por más que se pretendió cambiar en la Constitución reformada en 1994, todavía está esperando. Hoy el Congreso considera una nueva prórroga consecutiva de las leyes de emergencia y que el bloque del Partido Socialista siempre ha cuestionado.
Atrás quedaron los años de los indicadores económicos, donde se hablaba de un doble superávit, el fiscal y el de la balanza comercial -el sueño de tantos ministros de Economía-; y del crecimiento sostenido similar al de los países asiáticos. Sin embargo, tanto antes como ahora la emergencia es la constante.
Es por ello que a pesar de indicadores macroeconómicos positivos, los frutos del crecimiento no se sienten en el bienestar de los argentinos. De los 25 años de democracia los últimos han sido de un franco retroceso institucional. La concentración de los ingresos fiscales en manos del gobierno nacional a través de un sistema impositivo basado en altos tributos no coparticipables, la consecuente asfixia económica de los gobiernos subnacionales, la discrecionalidad en la distribución de los recursos son sólo muestras de un desapego a las normas y a la forma de gobierno federal que consagra la constitución.
La calidad de una sociedad y de su organización estatal se relaciona directamente con la capacidad de proporcionar a sus habitantes los atributos mínimos de la ciudadanía, garantizando un piso irrevocable de derechos para todos y cada uno. El Partido Socialista, desde el lugar de representación que nos ha dado la sociedad, convoca a discutir los problemas de fondo contenidos en las leyes que se analizan, y a gestionar en base a normas de derecho público, que indudablemente no tienen que ser excepcionales.
El proyecto de ley de la llamada reforma política, más concretamente electoral a la medida del oficialismo que política; la asignación de ingreso mínimo por decreto son algunos de los ejemplos de las bases endebles sobre las que los argentinos deben construir su futuro.
Esta precariedad de la Argentina es el costo que pagamos todos por el camino hegemónico que sigue el gobierno, que se empeña en eliminar la oposición y condicionar a la prensa, antes que acordar un proyecto de Nación. Mientras tanto, ocuparse de las deudas pendientes -vinculadas con las necesidades fundamentales del pueblo argentino- no han sido saldadas en la Argentina por la gestión del kirchnerista.

Roberto Simiand
Licenciado en Economía
Profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNLP

Secretario General del Partido Socialista de La Plata

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